me tienes, madrid
Las hojas de los árboles caen se amontonan por el Paseo del Prado y hacen ese sonido crujiente cuando mis zapatos las pisan, camino y pienso: ¡estoy en Madrid!
Madrid, es ese lugar de sueños que mis papás tuvieron cuando llegaron por primera vez conmigo en brazos y por segunda vez cuando regresamos de la mano con una familia de cuatro. Volver a Madrid por tan solo unos días fue un reencuentro que se sintió como una primera vez, un cálido "nos volvemos a encontrar".
A pesar de que los nombres de las calles y barrios me suenan conocidos, reconozco los lugares por las fotografías. Se me hizo surreal caminar por el parque del Retiro, ver la Puerta de Alcalá y pasear por la Gran Vía.
Madrid tiene una mística que por la sensación del viento, el frío y el sol madrileño, sus paisajes urbanos pero tradicionales, el olor café, el chocolate y tabaco atrapa al viajero y envuelve al que ya la conoce.
Amo los parques, mis parques, que me vieron jugar y que ahora me ven recordar, me encantan los museos porque resguardan las colecciones de los artistas que a través de los años conservan el color y la historia, me pierdo con la belleza de las calles, callejones y banquetas que me permiten caminar, disfruto los sabores del queso y la sidra. Me enamoré de la vista y del cielo de Madrid.
Porque sin duda, si he de vivir en un lugar fuera de mi México sería en Madrid. Qué más quisiera yo, quedarme en Madrid y vivir el sueño. Madrid me despeina de felicidad, me encanta y me tiene.
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